La Hepatitis B crónica se ha convertido en la décima causa de muerte a nivel mundial
La reducción rápida e intensa de la carga viral es el factor clave para controlar la progresión de la enfermedad y la respuesta al tratamiento
Alrededor de 350 millones de personas padecen Hepatitis B crónica en todo el planeta, una afección hepática grave que ya se ha convertido en la décima causa de muerte a nivel mundial y la responsable del 80 por ciento de los casos de cáncer hepático.
La Hepatitis B es una enfermedad altamente infecciosa con graves consecuencias a largo plazo. De hecho, está comprobado que una carga viral elevada persistente es el factor principal para el progreso de esta patología.
Para reducir este riesgo, el objetivo terapéutico pasa por inhibir lo antes posible el virus causante de la Hepatitis B e intentar mantener estos niveles mínimos a lo largo de mucho tiempo.
Los tratamientos actuales contra la Hepatitis B están dirigidos a reducir la cantidad de ADN viral que circula en la sangre, lo que se denomina supresión viral.
La medición de la carga viral y la supresión del virus por debajo de niveles detectables está teniendo cada vez más importancia como herramienta para controlar la progresión de la enfermedad y la respuesta al tratamiento.
La telbivudina es un nuevo tratamiento de primera línea para la Hepatitis B crónica que proporciona una inhibición rápida y potente en los seis meses siguientes al inicio de la terapia.
Según el estudio GLOBE, en el que han participado 1.376 pacientes de 20 países diferentes, el 50 por ciento de los pacientes que fueron tratados con telbivudina lograron en 6 meses llegar hasta niveles indetectables del virus, es decir, consiguieron su negatividad mediante el test de la reacción de la polimerasa en cadena (PCR).
Además, el 95 por ciento de estos pacientes que lograron estos resultados tan positivos continuaron a lo largo de un año con concentraciones víricas indetectables.
Los datos del estudio GLOBE indican que una inhibición vírica potente en los primeros momentos del tratamiento predice la inhibición vírica a largo plazo y una resistencia mínima.
La supresión viral profunda ha sido ya relacionada con una mejora en los resultados clínicos a largo plazo demostrados porque existe así un menor riesgo de cáncer de hígado, disminuye la progresión de la cirrosis e incluso rebaja el riesgo de resistencia al tratamiento.
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